miércoles, 19 de agosto de 2009

TOÑEJITO ROMPE LOS MITOS DE LA VEJEZ

Un largo camino, para fortuna de nosotros, ha recorrido desde 1923. Dedicado al campo, al ganado y no a la oficina y al estrés de la vida en la ciudad. Ha sabido disfrutar por muchos años del aire no contaminado, del ejercicio diario, de la alimentación sin aditivos, del contacto con el mundo natural. Tal vez este ambiente haya sido clave para que este hombre se conserve a sus 85 años con una salud que ya quisiera cualquier joven tenerla. "Toñejito" acaba de celebrar su cumpleaños y comparándolo con un adulto promedio de 40 años sometido al desorden de la comida rápida, el licor desaforado, la juerga semanal y tantas otras que hace que vivamos más rápido pero no necesariamente mejor, el abuelo se encuentra gozando de una calidad de vida incomparable.

El doctor Graham Mulley, un experto en geriatría del St. James University Hospital de Leeds, en el Reino Unido, opina que el proceso de envejecimiento está rodeado de mitos falsos que hay que eliminar y que muchas personas, profesionales de la salud y aún más, los propios adultos mayores lo creen como una verdad absoluta.

La edad no tiene la culpa de todo. Sin duda el envejecimiento viene acompañado de mayor riesgo de enfermedades (como la fractura ósea) y otras patologías que se pueden desarrollar como las cataratas, pero no se le pueden endilgar todas las enferemedades al envejecimiento. Por ejemplo, "Nosotros no perdemos los dientes por causa de la edad sino por la caries y por la enfermedad periodontal. La pérdida de fuerza y masa muscular se debe a la falta de ejercicio. Y aunque con el paso de los años se pierde la capacidad para oler, esto no es uniforme y depende de los casos. Las personas con 70 u 80 años todavía pueden oler una rosa", asegura Mulley. "Si una enfermedad fuese debida sólo al envejecimiento se convertiría en algo muy común y sería algo universal al final de la vida. Afectaría por igual a personas de todas las razas y en todos los tiempos", añade el doctor Mulley.

La pérdida de facultades mentales es también relativa. Si bien es cierto que existe una disminución de las funciones cerebrales con los años, es más producto al estilo de vida que al paso del tiempo. La prevalencia de demencia a partir de los 65 años se duplica cada cinco años, es decir que la poblaciòn de 70 años tendrá el doble de posibilidad de sufrir demencia que los adultos de 65 y así sucesivamente, pero a partir de los 85 años de edad, disminuye bruscamente hasta ser casi imperceptible.

Se cree firmemente en el mal pronóstico. En la mayoría de las pruebas de experimentación de nuevos fármacos se excluye a la personas mayores por creerlas ineficaces o con serios efectos secundarios. Sin embargo, se ha demostrado que para ciertos procedimientos o farmacoterapias los resultados han sido mejores que con una población más joven.

Según los autores Kaplan y Sadock, el 70% de los hombres y el 20% de las mujeres continúan siendo sexualmente activos a partir de los 60 años. De todas maneras, la actividad sexual frecuentemente se ve limitada por la ausencia de pareja y por el estado de salud. Tal y como concluyeron los expertos Masters y Johnson, el envejecimiento tiende a disminuir la actividad sexual, pero no a terminar con ella. Además, la forma más eficaz para mantener la actividad sexual en la vejez es practicar el sexo con frecuencia durante la juventud y en la madurez. Un estudio norteamericano de la publicación Parade (1999) señalaba que el 55% de las personas entre 65 y 69 años se mantenían sexualmente activas, mientras este porcentaje bajaba al 13% entre los mayores de 85. Fuente: http://www.netdoctor.es/XML/articuloNet.jsp?XML=003315

No es que las nuevas técnicas de cirugía, la tecnología médica o la farmacología estén alargando artificialmente la vida. La causa principal del envejecimiento de la población es la reducción en el número de muertes prematuras y no la intervención médica. Otros factores son el cambio en la salud pública, en las normas de higiene y en la nutrición. La esperanza de vida ha hecho oscilar las cifras que hacían de frontera. Según Michael Lye, se pueden reconocer tres fases: desde la edad de la jubilación hasta los 75 años, desde los 75 a los 85, y a partir de los 85 años. Estas son unas edades que no siempre fueron tan fáciles de alcanzar. En la era greco-romana, la esperanza de vida en Europa era de 20 años. A mediados del siglo XIX, se acercaba a los 40 y para 1930, llegó a ser de 55 años. Hoy en día, ronda los 74 años en hombres y los 76 en las mujeres. Y la esperanza de vida continúa en creciendo. En el último siglo, el número de británicos mayores de 65 años ha aumentado desde un 5% hasta un 16%. Y se cree que, en los próximos 30 años, el número de personas con edades comprendidas entre los 75 y los 84 años aumentará en un 48%, y en un 134% aquellos individuos que tengan más de 85 primaveras. Fuente:http://www.elmundo.es/salud/1997/266/01642.html

No hay comentarios: