lunes, 5 de octubre de 2009

EQUILIBRIO DE VALENTINA EN LA BICI

Pronto la euforia del regalo de navidad se convirtió en un cúmulo sentimientos encontrados: emoción por pedalear y luego tristeza por no poder mantenerse en equilibrio; alegría por los primeros recorridos sin ayuda y luego dolor por las inevitables primeras caídas; orgullo por el dominio adquirido pero al mismo tiempo frustración por no iniciar sin apoyo. Sin embargo a la cuarta o quinta sesión apareció como toda una experta, girando, haciendo e intentando nuevas "marometas". Eso sí, con más de un "morado" que no creo que podrá olvidar, sobre todo por la lección de superación, esfuerzo y perseverancia al mezclarse con momentos de crisis. Finalmente, el premio de disfrutar de una actividad más saludable que quedarse "sembrada" todo el día viendo Cartoon Network. El aprender a montar en bicicleta es toda una experiencia que jamás se olvida.

Arend Schwab, de la Universidad Tecnológica de Delft (Países Bajos), publicó un articulo en Proceedings of the Royal Society donde explica por que podemos andar en bicicleta sin partirnos la cara. Su modelo tiene en cuenta nada menos que veinticinco factores que en conjunto son los responsables de la estabilidad y maniobrabilidad del vehiculo. Es bien conocido que mantener el equilibrio en la bicicleta estando quieta es casi imposible, mientras que en una bicicleta rodando es muy fácil. ¿Por qué?.
En cada caso operan principios diferentes. Suponga que se sienta en una bici que está quieta y descubre que se está ladeando hacia la izquierda. ¿Que hace Vd.? La tendencia natural es inclinarse hacia la derecha, para contrapesar el ladeo con su peso. Pero al moverse la parte superior de su cuerpo hacia la derecha, debido a la 3ª ley de Newton, realmente está empujando la bici para que se ladee más hacia la izquierda. ¿Quizás debería Vd. inclinarse hacia la izquierda y empujar la bici de vuelta? Quizá pueda funcionar durante una fracción de segundo, pero realmente está desequilibrado. ¡No hay manera!
En una bici rodando, el equilibrio se mantiene por otro mecanismo diferente. Girando ligeramente el manillar de derecha a izquierda, da algo de la rotación a la rueda delantera ("momento angular") para girar la bici alrededor de su eje longitudinal, la dirección en la que rueda. El modelo de Arend Schwab muestra como una combinación de fuerzas garantiza la estabilidad de la bicicleta. Por ejemplo, explica por qué cuando deseamos cambiar de dirección a la derecha tenemos que torcer primero el manubrio un poco a la izquierda, o por que nos caemos si vamos muy cerca del bordillo: simplemente no podemos alejarnos de él sin golpearlo. De esta forma el ciclista puede contrarrestar cualquier tendencia de la bici a tumbarse para un lado ó para el otro, sin entrar en el círculo vicioso de la acción y reacción. El estar “en movimiento” ayuda a no caernos. Como habrás comprobado, si que te quedas quieto sobre la bicicleta (a “cero kilómetros por hora”), rápidamente te inclinas hacia uno u otro lado y te caes. De poco sirve que muevas el manubrio como loco o que hagas cualquier pirueta con manos y pies: salvo que seas un consumado equilibrista, con la bicicleta detenida te caes. Por el contrario, cuando te desplazas mas o menos rápido, resulta tan sencillo mantener el equilibrio que incluso puedes conducir tu bici con las manos en los bolsillos. Evidentemente, el movimiento ayuda a mantener el equilibrio.
Aunque no necesitemos saber nada de física para disfrutar de un paseo en bicicleta, parece que esta ciencia es necesaria para explicar por que no nos quebramos un par de huesos al hacerlo. Sigamos disfrutando de nuestros paseos, y dejemos a los físicos tratando de explicar por que no nos caemos. Fuente: http://www.neoteo.com/la-fisica-y-las-bicicletas-14439.neo

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