lunes, 15 de febrero de 2010

NIÑO AL AGUA!: TERROR EN LA PISCINA


Afortunadamente el instinto paterno me permitió predecir sus intenciones y el posible recorrido que pretendía hacer en la piscina. Solo me bastó una décima de segundo para observar que algo no estaba bien y fue cuando me percaté que se perdía de vista. Como teletransportado salté con ropa y todo al agua y la saqué a flote. Los demás adultos que observaron la escena en los últimos cuadros, gritaron y una mueca de terrror asomó en sus caras. Quince minutos después un escalofrio me reveló el peligro que había estado latente cuando un niño está en el agua y como un divertido día de piscina, mar o río puede convertirse en uno de los peores de nuestra vida.


La médica pediatra Olga Lucía Baquero, miembro de la mesa de prevención de accidentes de la Sociedad Colombiana de Pediatría explica que los niños pequeños se ahogan generalmente durante breves períodos de falta de vigilancia y en sitios en los que no existen barreras efectivas que prevengan accidentes. Las principales publicaciones reportan una mayor frecuencia en menores de 5 años de edad. El ahogamiento se produce por disminución del nivel de conciencia o imposibilidad de la víctima para nadar. En la mayoría de los casos se combinan las dos circunstancias. Inicialmente, tras la inmersión total en el agua, la víctima presa del pánico inhibe su respiración mientras lucha y se agita violentamente. La agitación poco a poco desaparece mientras pequeñas cantidades de aire salen de los pulmones y de la misma forma grandes cantidades de líquido son tragadas y aspiradas. Los vómitos están frecuentemente asociados en relación a la ingestión de gran cantidad de líquido. Finalmente desaparecen todos los reflejos de la vía aérea y el agua penetra pasivamente en la tráquea, sucumbiendo y produciéndose un paro cardiaco.

La mortalidad por ahogamiento ha llegado a casi 400 casos al año en niños de 0 a 14 años. Los niños se ahogan en silencio y bastan cinco centímetros de agua para que un pequeño se ahogue. No solo las piscinas son peligrosas: albercas, lagos, ríos, pozos, baldes e incluso inodoros también lo son, dado que los niños sienten una atracción innata por el agua y no miden los peligros. Un niño pierde conciencia luego de estar sumergido por dos minutos y ocurren daños irreversibles en su cerebro a partir de los 4 a 6 minutos. (…) La gran mayoría de los niños que se ahogaron en piscinas fueron vistos por última vez dentro de la casa. Fuente: http://www.abcdelbebe.com/node/153834

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