lunes, 10 de agosto de 2015

LO HUMANO Y LO DIVINO




Lo humano es perfectible, lo divino es perfecto; lo humano es comprensible, lo divino es ininteligible; lo humano es medible, lo divino es inconmensurable; lo humano es terrenal, lo divino es espiritual; lo humano es efímero, lo divino es eterno; lo humano es reciente, lo divino es desde y para siempre; lo humano es dudoso, lo divino es incuestionable; lo humano es controlable, lo divino es inmanejable; lo humano es tangible, lo divino es invulnerable; lo humano es predecible, lo divino es secreto. Entonces, ¿por qué pides una versión acabada de la evolución; limitas voluntariamente su comprensión; minimizas o maximizas las proporciones; intentas buscar en los sueños en vez de la realidad; te concentras en el futuro al buscar el pasado; no ver gracia en lo cambiante, ni interrogar a la vida; no confiar en lo que tienes en las manos y penetrarlo con la razón; si no está en lo humano lo que lo buscas sino en lo divino?.

Esta estructura de malentendidos alrededor de lo humano y lo divino conduce a estudiantes e incluso docentes a suposiciones equivocadas sobre la evolución en función de la creación como alternativa (Greene 1990, p. 883). 


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