jueves, 9 de abril de 2009

MINUTOS, MOTOTAXI Y GASOLINA: ILEGALIDAD VS NECESIDAD



Solo necesitamos recorrer en cualquier sentido unas pocas cuadras en nuestra ciudad para encontrar mensajes escritos u orales como los siguientes: "minutos a todo destino cien pesos; carrera a mil pesos; cinco mil pesos el galón". Es sin duda una explosión de informalidad que en los últimos años ha hecho carrera en la economía vallenata. Es un síntoma de la lucha que se libra permanentemente en nuestra sociedad entre la necesidad vs la ilegalidad. Entre el hambre y lo prohibido. Aunque también entran al ruedo más de un nuevo "empresario" que desea convertirse rápidamente en magnate del minuto, el mototaxi y/o la gasolina al detal, casos en los cuales es otro tipo de pauta en la actitud la que aplica. De las tres actividades que titulan esta nota, la venta de minutos bajo ciertas condiciones como el cumplimiento de un contrato entre un operador y un usuario la hace legal, y según la Corte Constitucional la reventa informal es sólo un incumplimiento contractual. No es muy claro su condición, pero ya en una época hubo decomiso masivo de celulares a los que encontraran vendiendo en la calle lo que dio un mensaje a la sociedad de ilegalidad. De todas formas, en el caso del mototaxismo y la venta al detal de gasolina en la puerta de la casa es claro que NO son actividades legales. Sin embargo, en general, el fenómeno tiene sus raices en la desprotección estatal a que la población de escasos y medianos recursos ha sido sometida, algunas veces por la falta de voluntad y otras por incapacidad política, originando una presión social cuya respuesta es el surgimiento de los subproductos de la pobreza o nuevas formas "ganarse la vida", es decir, sobrevivir a como de lugar.

No se como lo llamarían los expertos en jurisprudencia pero nos acostumbramos a establecer grados de ilegalidad. Así, tenemos acciones públicas o privadas "menos ilegales" que otras. De esta manera en el esfuerzo por sobrevivir sin muchas opciones legales, todavía existe una especie de control social para elegir formas "menos ilegales" de ganarse la vida. Pero qué esperamos? si desde el mismo estado en sus obligaciones solo por poner un ejemplo en el campo de la salud y la educación no cumple con muchas de estas?. No es esto burlar la ley también? Acaso basta simplemente que en el papel se clasifique una actividad como ilegal, sin intervenir en el contexto donde se genera tal problemática? Si hablamos de soluciones basta con prohibir esto o aquello? Es muy fácil defender el cumplimiento a secas de la ley cuando tienes un empleo y salario de varios millones o miles; cuando puedes ir al supermercado y solo escoger sin sacar cuentas; cuando te transportas el día sin moto en flamante auto con aire acondicionado sin preocuparte del sol o la lluvia; así es fácil. Pero no cuando tienes cuatro y cinco bocas que alimentar y solo le puedes ofrecer un vaso de agua de panela...en todo el día; cuando diariamente debes recurrir a fiado en la tienda y prometerle timidamente al dueño que ahora sí te pondrás al día la otra semana; o cuando tienes que andar de norte a sur de a pie o en bicicleta con dos hijos a cuestas. Pensemos un poco en la situación de estas personas.

Sin embargo, porqué se han considerado fuentes de empleo estas actividades? Veamos en cifras lo que representan para el vendedor informal.

En el caso de la venta al detal de gasolina, un recipiente de 1.5 litros es comercializado en nuestra ciudad en 2 o 2 mil 500 pesos, aproximadamente 4 o 5 mil bolívares; si la capacidad es de un galón -3.7 litros-, sube a 10 o 11 mil bolívares, y así sucesivamente. Cabe anotar que entre mayor número de intermediarios va disminuyendo el margen de ganancia. No obstante, la ganancia es elevada, si se toma el precio base de 90 bolívares como referencia, costo real de la gasolina en Venezuela. Como lo ha dicho Jesús Mendoza, alcalde del municipio Pedro María Ureña, “ En Venezuela se vende a 90 bolívares y en Colombia a mil 300 bolívares, son mil 200 de ganancia y eso hace inevitable la fuga de gasolina a Colombia”. Fuente: http://www.asiescucuta.com/frontera/2008-05-11/.

De otro lado, un informe del Ministerio de Comunicaciones indica que a diciembre de 2008, eran usuarios de celulares 41.360.000 de colombianos. Para la Comisión de Regulación de Telecomunicaciones (CRT), el uso de la telefonía fija se ha mantenido en los últimos años, sin embargo, el rezago de este servicio se evidencia en que, en promedio, por cada teléfono fijo hay 5 celulares en el país. Esto hace muy atractivo el negocio de los minutos si se tiene en cuenta que en los planes postpago cada minuto sale alrededor de mil pesos y generan compromisos a largo plazo para el usuario. Al final éste opta por los minutos al detal que por más caro salen a 200 o 100 pesos. Oficialmente no he podido establecer como hacen los vendedores de llamadas a celular para ofrecer el minuto a 100 pesos y en algunos puestos hasta 50 pesos. Se explica en parte por lo del remate de minutos por vencimiento de factura. Los planes empresariales dan el minuto hasta 106 pesos, pero en la internet encontramos ofrecimientos a 52, 44 y 24 pesos el minuto. Cierto o falso estas ofertas, la ganancias se reducen si el vendedor no es el titular del contrato, algo que es bastante frecuente. Fuente: http://cmsi.colnodo.apc.org/index.shtm

En cuanto al mototaxismo, se estima que en Valledupar ruedan más de 40 mil motos, no se sabe a ciencia cierta cuantas son mototaxis, pero si es lo suficiente para crear el caos vehicular que podemos observar diariamente. En todo caso si es el dueño del vehículo quien lo trabaja puede ganar de 30 a 40 mil pesos por día, mientras que si es chofer contratado por el dueño (cerca del 60% de los conductores) debe reportar una tarifa aproximada de 15 mil pesos y lo que haga a partir de allí es su ganancia. Fuente: http://www.pnud.org.co/sitio.shtml?apc=a-c020013--&x=18645

Nos guste o no, estas actividades informales estarán por mucho tiempo entre nosotros, mientras nuestros gobernantes sigan orientando sus esfuerzos a las medidas de choque queriendo mostrar autoridad en el cumplimiento de leyes que sobresalen por la prohibición más que por la construcción de sociedad.

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