Primera parte
Era el otoño del 2006. Ese martes 14 de noviembre eran las 10:30 de la mañana cuando empacamos nuestras ilusiones, con destino inicial Barranquilla a las tres de la tarde y luego al aeropuerto en Cartagena tres horas después. Nos llevaron al Hotel Caribe desde las 10 pm y solo a la una de la mañana regresamos al aeropuerto, pues el vuelo, como cosa rara, se había retrasado. Finalmente, nuestro avión rumbo a Madrid decoló a las siete de la mañana del miércoles. En medio del océano, con una mitad cubierta con el atardecer naranja y la otra mitad con el manto azul oscuro de la noche, nos embargó un inmenso sentimiento de júbilo. Ese, que solo es capaz de inspirarlo la contemplación de la naturaleza.
Ese viernes realizamos una visita a la Ciudad Antigua y Monumental, sector de Cáceres que nos muestra con orgullo su historia desde el año 34 a.C y del siglo XII, en particular. Realmente impresionante. Nos llamó la atención las torres, iglesias, arcos, casas, palacios y edificaciones, y en especial la belleza del aljibe árabe en el Palacio de las Veletas. En contraste, nuestras edificaciones más antiguas son del siglo XVI y XVII, pues las primeras viviendas construidas durante la colonia española datan de 1580. En la plaza principal de nuestra ciudad aún pueden observarse muestras de la arquitectura colonial. Algo en común: así como en la región de Cáceres hubo luchas sangrientas entre árabes y cristianos, nuestra historia registra fuertes enfrentamientos entre conquistadores españoles e indios Chimilas. En los dos casos la huella cultural es imborrable.